Sor Juana Inés de la Cruz: Continúa el mismo asunto
Feliciano me adora y le aborrezco;
Lisardo me aborrece y yo le adoro;
por quien no me apetece ingrato, lloro,
y al que me llora tierno, no apetezco:
a quien más me desdora, el alma ofrezco;
a quien me ofrece víctimas, desdoro;
desprecio al que enriquece mi decoro
y al que le hace desprecios enriquezco;
si con mi ofensa al uno reconvengo,
me reconviene el otro a mí ofendido
y al padecer de todos modos vengo;
pues ambos atormentan mi sentido;
aquéste con pedir lo que no tengo
y aquél con no tener lo que le pido.
Lisardo me aborrece y yo le adoro;
por quien no me apetece ingrato, lloro,
y al que me llora tierno, no apetezco:
a quien más me desdora, el alma ofrezco;
a quien me ofrece víctimas, desdoro;
desprecio al que enriquece mi decoro
y al que le hace desprecios enriquezco;
si con mi ofensa al uno reconvengo,
me reconviene el otro a mí ofendido
y al padecer de todos modos vengo;
pues ambos atormentan mi sentido;
aquéste con pedir lo que no tengo
y aquél con no tener lo que le pido.
En este soneto, Sor Juana Inés de la Cruz escribe acerca de los amores que no son correspondidos por alguna de las dos personas involucradas. En otras palabras, los sentimientos y deseos de ambas personas no son recíprocos, a veces esta situación puede desencadenar emociones muy intensas tales como la obsesión, frustración y depresión. Sor Juana Inés expresa muy claramente que ambas condiciones (no corresponder un amor y tener un sentimiento que no es correspondido) atormentan sus sentidos porque no logra obtener lo que quiere en ninguna situación. A continuación, se va a explorar lo que quiere transmitir Sor Juana Inés de la Cruz detalladamente en cada estrofa de su soneto.
En la primera estrofa del soneto, la autora introduce a dos personajes: Feliciano y Lisardo. Feliciano la ama mientras que ella lo aborrece y lo desprecia, mientras que Lisardo la aborrece a ella y ella lo adora. Por Lisardo, que no la quiere, ella llora y no quiere a Feliciano que llora por ella. Esto quiere decir, que hay dos diferentes situaciones en las que alguien no corresponde al sentimiento de la otra persona. La primera es el sentimiento de Feliciano no correspondido por Sor Juana Inés. La segunda es el sentimiento de Sor Juana Inés no correspondido por Lisardo. Al final, dos personas están siendo lastimadas: Feliciano y Sor Juana Inés. Así como Sor Juana Inés se siente aborrecida por Feliciano, Lisardo se siente aborrecido por Sor Juana Inés.
En la segunda estrofa, se expresa que a pesar de que Lisardo deshonre el alma de Sor Juana Inés, ella da el alma por él y al que ofrece todo por ella (Feliciano), ella lo deshonra. Vemos, una vez más, que los sentimientos son contrarios y no recíprocos. Esto sucede muy frecuentemente cuando uno se desespera del que da todo por uno y se encapricha por conquistar al que no da nada por uno. Sin embargo, la persona por la que uno se encapricha se desespera de uno. Es un círculo vicioso que parece no tener fin, no obstante, el círculo se rompe cuando los sentimientos son recíprocos.
En la tercer y cuarta estrofa, Sor Juana Inés parece aceptar que de igual manera ni con uno ni con otro logra obtener lo que necesita y al final solo padece un mal de ambos. Esto surge porque no logra llegar a algo concreto con ninguno, uno es necio y el otro parece inalcanzable. Ambos la atormentan porque no obtiene lo que quiere ni lo que pide, ninguno de los dos le hace caso. Uno no le hace caso de rendirse y retirarse de su vida, mientras que el otro no le hace caso de voltearla a ver y tener sentimientos recíprocos hacia ella.
La idea principal del soneto es un juego de amores no correspondidos, al final todos se quedan solos y sin sentimientos recíprocos hacia alguien más. Nadie logra conseguir lo que quiere ni lo que pide, todos quedan de alguna manera insatisfechos, frustrados y con sus sentidos atormentados.
En la primera estrofa del soneto, la autora introduce a dos personajes: Feliciano y Lisardo. Feliciano la ama mientras que ella lo aborrece y lo desprecia, mientras que Lisardo la aborrece a ella y ella lo adora. Por Lisardo, que no la quiere, ella llora y no quiere a Feliciano que llora por ella. Esto quiere decir, que hay dos diferentes situaciones en las que alguien no corresponde al sentimiento de la otra persona. La primera es el sentimiento de Feliciano no correspondido por Sor Juana Inés. La segunda es el sentimiento de Sor Juana Inés no correspondido por Lisardo. Al final, dos personas están siendo lastimadas: Feliciano y Sor Juana Inés. Así como Sor Juana Inés se siente aborrecida por Feliciano, Lisardo se siente aborrecido por Sor Juana Inés.
En la segunda estrofa, se expresa que a pesar de que Lisardo deshonre el alma de Sor Juana Inés, ella da el alma por él y al que ofrece todo por ella (Feliciano), ella lo deshonra. Vemos, una vez más, que los sentimientos son contrarios y no recíprocos. Esto sucede muy frecuentemente cuando uno se desespera del que da todo por uno y se encapricha por conquistar al que no da nada por uno. Sin embargo, la persona por la que uno se encapricha se desespera de uno. Es un círculo vicioso que parece no tener fin, no obstante, el círculo se rompe cuando los sentimientos son recíprocos.
En la tercer y cuarta estrofa, Sor Juana Inés parece aceptar que de igual manera ni con uno ni con otro logra obtener lo que necesita y al final solo padece un mal de ambos. Esto surge porque no logra llegar a algo concreto con ninguno, uno es necio y el otro parece inalcanzable. Ambos la atormentan porque no obtiene lo que quiere ni lo que pide, ninguno de los dos le hace caso. Uno no le hace caso de rendirse y retirarse de su vida, mientras que el otro no le hace caso de voltearla a ver y tener sentimientos recíprocos hacia ella.
La idea principal del soneto es un juego de amores no correspondidos, al final todos se quedan solos y sin sentimientos recíprocos hacia alguien más. Nadie logra conseguir lo que quiere ni lo que pide, todos quedan de alguna manera insatisfechos, frustrados y con sus sentidos atormentados.